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Radaid - The Willing Parte II: Alkemia

Foto del escritor: Rogelio SanchezRogelio Sanchez

5to y mas reciente disco de Radaid, banda tapatía que se incluye dentro del género del “World music” aunque ya más inclusivos de guitarras y percusiones, así como de nuevos estilos musicales, lo que, si los hace aún más globales, pero con más inclinación hacia la música fusión que a la música del mundo. Gran regreso de una de las mejores bandas mexicana quienes han sido gran revelación en los 20 años de existencia que tienen en los escenarios.


Alkemia: Tema que abre el disco, con un canto armónico hecho por Yolihuani, quien con esa voz profunda y potente nos invita a abrir los oídos, para enseguida ser golpeados por un canto tribal (en un estilo que comparo a las “hakas”, cantos maoríes que son utilizadas para las danzas tanto de guerra o como bienvenida) motivo por el cual a continuación la letra de la canción nos da la bienvenida literalmente a este viaje que estamos por emprender y siendo una con los mejores conjuntos de versos que han realizado pues es una declaración de lo que significa esta nueva etapa y lo que representa este nuevo disco. Con un beat sumamente hipnótico y unas programaciones interesantes, acompañados de la línea rítmica de batería, bajo y percusiones quienes llevan a un estado de placidez que deja listo al escucha para lo que viene.


Ninakupenda: Vieja conocida de los fans, canción que no había hecho falta en esas presentaciones en acústico o conectados, pero que era parte infaltable de los setlist. Con prácticamente ningún cambio en la letra más que la inclusión de la parte en inglés. Una canción que mezcla sonoridades de África, así como de América, con la inclusión de caracoles en su parte rítmica. El violín hace una mancuerna exquisita con la base rítmica para que la guitarra, con ese sutil acompañamiento, deleita al oído. Nota especial, la voz de Sofia, pues es quien le brinda la calidez a un tema que bien sonaría a un arrullo o como una alabanza. Mejor forma de decir “te quiero” no puede haber. Gran acierto agregar el canto final hecho por niños (quiero pensar que son niños y niñas que Sofia conoció en sus viajes y de quienes escucho esta canción).


Pi: Otra de las canciones ya conocida por los escuchas de Radaid. Una canción que muchas veces servía de intro para las presentaciones, pues poco va introduciendo los instrumentos (parte importante de una banda como esta). Abriendo con un sutil rasgueo de la guitarra, aunado a una steel guitar (usada mucho en el sonido del rock de los 50’s o en el country) a las que se suma el toque de violín directamente con los dedos para dar paso a una voz profunda de Sofia que poco a poco nos va llevando a una álgida elevación del ritmo. Es en este tema donde podemos apreciar lo que mucho se decía por parte de los integrantes sobre la parte “oscura”, “recia” de la reciente etapa de Radaid. Nos mantiene durante ese ritmo vertiginoso por los primeros 5 minutos, para posteriormente dejarnos escuchar un violín sumamente excitante, quien nos da la entrada al canto armónico para dejarnos un breve descanso y soltar la estridencia que enmarca muchas de las influencias de la banda (Pink Floyd, Sigur Rós, etc).


Lady O: Una de las favoritas de la gente en los conciertos. Haciéndonos pensar a un inicio muy country o polka polonesa, incluso llegando a rememorar a “The Ventures” lo cual nos demuestra la tremenda versatilidad y diversidad que ha inundado a Radaid. Con una letra diferente a la versión anteriormente conocida, pero que dota de un significado especial a la canción. Interesante la inclusión de un banjo, instrumento poco utilizado por las bandas mexicanas, y que se suma perfectamente al ritmo. Aunque se extraña la experimentación percusiva del intro y es “raro” el puente para el solo de batería, pero en vivo, esta es una de las mejores canciones que ha realizado Radaid, donde invitan a la tremenda fiesta en que te convierte al escucharla. Si no bailas o mueves rítmicamente, es que no te gusta la música.


Sande: Comienzan las canciones nuevas, las que no habían sido tocadas o interpretadas anteriormente. Esta es una balada dedicada al océano, decía Sofia, que es imaginarnos subidos en una ballena (cual Ismael de Moby Dick) y hundirnos en el agua para ver a donde nos lleva el viaje. Uno que nos lleva de la mano el violín y guitarra acústica, en una forma tenue. Se suma batería, bajo y guitarra eléctrica. En una parte de la letra se menciona del hartazgo del día y hacia el lenguaje humano para mejor sentir las vibraciones y hablar a través de las venas. Una metáfora interesante y adecuada para esta canción, que se acompaña de un cantico que podrá ser uno que acompañará a Radaid a partir de hoy en adelante al momento de interpretar esta canción.


Anata to tomo ni: El sencillo que abrió el apetito para este nuevo disco. Una canción llena de metáforas y que se acompaña de un aura oriental desde el nombre hasta los primeros segundos de la canción. No nos da respiro, nos lleva por altibajos de sonido y letras. Desde el violín que es quien nos introduce a ese estilo oriental hasta la batería que lleva una sincopa maravillosa. Mención aparte la línea de bajo que es sumamente increíble, que en este tema lleva una base muy bien estructurada, y que, sumado al djembe y percusión, nos introducen al sonido de saxofón y trompeta que sorprende a mitad de la canción, generando una mezcla de sonidos y géneros (que bien sería el nuevo sonido del “World music”).


Standing rock: Una de las mejores canciones del disco, con un canto de agradecimiento y cariño a nuestra tierra tan golpeada por los años, siglos y por el ser humano. Musicalmente es una tenue balada llena de emotividad, que acompañada de una letra que habla de cómo se debe pelear por lo que nos ha sido regalado. Un punto importante de esto es como uno de los principales instrumentos de Radaid ha ido perfeccionándose, la voz de Sofia, haciendo gala en esta parte del disco con formas diferentes de interpretar y dotar de nuevos sonidos a la banda.


Daur: Con un trasfondo celta en la estructura de la canción, que inicia con un canto en hawaiano (según mis fuentes) y que da apertura a una programación bastante atractiva junto a un riff bastante bien elaborado y enajenante. Para pasar a una sonoridad bellísima, siendo una de las mejores líneas rítmicas de Radaid. La percusión de Fernando suena profunda y cual palpitar nos acompaña durante todo ese trayecto hacia un sonido lleno de emotividad que es dado por el “ehru” llamado también violín chino, que nos da una especie de “llanto” de esperanza, esos momentos en que uno llora por sentirse agradecido. Y el cual lidera hacia el final de la canción para amalgamar todo el sonido que es Radaid.


Día Dar: La canción que considero engloba el espíritu del disco, luz y oscuridad, la dualidad de todo. Con un inicio, de nuevo gracias al banjo, que nos va dando pie a una voz sutil. Una especie de tema country deconstruido con programaciones. Para dar pie a dos de las mejores líneas que pudieron haber realizado. Percusión, base rítmica, guitarras y violín se amalgaman de forma increíble. El final es catártico, percusión, vocales y un coro de voces profundas. Seria increíble cerrar con este tema todos los próximos conciertos.


Flor de azar: No sé cómo hablar del ultimo tema de este disco. Si ustedes han escuchado en algún momento lo que hizo Santa Sabina en su historia musical, podrán entender lo que diré a continuación y pidiendo disculpas si hiero algunas susceptibilidades: al fin una agrupación mexicana se impregno del espíritu de Rita Guerrero y Santa Sabina. Flor de Azar es como escuchar a un Santa Sabina del nuevo siglo, es el sonido del World music con buena dosis de guitarras y programaciones. Este tema es el mejor tema de Radaid, alguna vez pensé que no habría un nuevo “Shine” para mí, pero sin duda, el sonido del violín es hipnótico, la sincopa de las percusiones (tanto la batería como la sección de percusiones), bajo y guitarra; además de una letra sumamente introspectiva y metafórica.

Un disco excelente, que bien puede ser escuchado de principio a fin, en forma aleatoria y en todos los casos tendrá significados diferentes. No hay un tema que se deje fuera y que pasaran a ser canciones infaltables en sus setlist. Si había duda de lo que sucedería con Radaid, esta fue la mejor muestra que hay aun mucho que experimentar en la música, que lo trascendental es no estancarse ni mirar al pasado, si no saber lo que se tiene, con lo que se cuenta y con ello armar un futuro que, en palabras de quien esto escribe, dará a Radaid grandes resultados, pues es su MEJOR ETAPA, con el mejor disco de su carrera (y miren que L’intent es una joya en mi repertorio discográfico).

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